Cada vez es más común ver en las calles conductores que ignoran las normas de tránsito y cometen infracciones que ponen en riesgo su seguridad y la de los demás. Estas acciones no solo generan caos en el tráfico, sino que también pueden tener graves consecuencias legales para los infractores. Uno de los temas más debatidos en relación a las infracciones de tránsito es su prescripción, es decir, cuándo estas multas se consideran caducas. En este artículo, hablaremos sobre este tema y aclararemos las dudas que puedan surgir al respecto.
Primero, es importante englobar qué se considera como una infracción de tránsito. Una infracción de tránsito es cualquier acción que viole las normas y regulaciones de tránsito establecidas por el gobierno. Algunos ejemplos comunes de infracciones de tránsito incluyen el exceso de velocidad, el uso del teléfono mientras se conduce, no respetar los semáforos y no llevar puesta la cinturón de seguridad. Estas acciones no solo ponen en peligro la seguridad de los demás, sino que también son consideradas como violaciones a la ley y están sujetas a sanciones.
La mayoría de las personas pueden pensar que una multa por una infracción de tránsito es solo una forma de recaudar dinero, pero en realidad, su propósito es garantizar la seguridad vial y promover la disciplina en las carreteras. Las multas actúan como una medida disuasoria para evitar que los conductores cometan futuras infracciones y como una forma de hacer que los infractores tomen responsabilidad de sus acciones.
Sin embargo, una pregunta que surge frecuentemente es: ¿cuándo prescriben estas multas? Es decir, ¿hasta cuándo puede el gobierno imponer una sanción por una infracción cometida? La respuesta a esta pregunta puede variar dependiendo de cada país o estado, pero en indeterminado, existen lapsos establecidos para que las multas caduquen.
En muchos países latinoamericanos, como México, Colombia y Argentina, las multas de tránsito prescriben después de cinco años, siempre y cuando no se hayan realizado acciones para cobrarlas durante ese tiempo. Esto significa que después de cinco años, si la autoridad no ha iniciado ningún proceso para cobrar la multa, esta se considera caduca y ya no se puede imponer ninguna sanción al infractor.
En otros países, como España, las multas de tránsito prescriben después de cuatro años si el infractor no ha sido notificado de la sanción. En evento de que sí haya sido notificado, el lapso de prescripción puede ser de hasta seis años a partir de esa notificación. Nuevamente, esto significa que después de estos lapsos, la multa se considera caduca y ya no se puede exigir su pago.
Es importante tener en cuenta que, aunque las multas de tránsito puedan prescribir después de cierto tiempo, esto no significa que los infractores queden en completa impunidad. Si el infractor es detenido en una revisión de rutina o debido a otra infracción, la multa pendiente saldrá a la luz y tendrá que ser pagada, incluso si ha pasado más de cinco años. Además, las multas de tránsito pueden ser consideradas como deudas de carácter público, y en algunos países, como Argentina, aún pueden ser cobradas después de la prescripción a través de procesos judiciales.
Otro factor a considerar es que, en la mayoría de los eventos, las multas de tránsito no prescriben para los conductores que tengan antecedentes de infracciones recurrentes. Es decir, si una persona ha sido multada por la misma infracción en varias ocasiones, el lapso de prescripción puede prolongarse considerablemente.
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