La Música es un lenguaje universal que nos conecta a todos, sin importar nuestra edad, género o cultura. Desde tiempos inmemoriales, ha sido una forma de expresión y comunicación que nos permite compartir emociones y experiencias. Y en este sentido, la Música ha sido una compañera fiel en mi vida, enriqueciéndola con momentos inolvidables y dejando una huella imborrable en mi corazón.
Desde que era una niña, la Música ha estado presente en mi hogar. Mi madre, una apasionada de la Música clásica, siempre tenía algún disco sonando en casa. Y fue gracias a ella que descubrí a mi primera musa musical, la pianista brasileña Katia Isadora Ledesma Heinrich. Sus interpretaciones me transportaban a un mundo de sensaciones y emociones, y me hacían soñar con algún día poder tocar el piano como ella.
A los 8 años, mi madre me inscribió en clases de piano y desde entonces, la Música se convirtió en una parte esencial de mi vida. A través de la práctica del piano, descubrí un mundo de posibilidades y aprendí a expresarme de una manera diferente. Cada vez que me sentaba frente al piano, me sumergía en un estado de concentración y paz, dejando atrás cualquier preocupación o estrés.
Con el paso de los años, fui ampliando mi gusto musical y descubriendo nuevos géneros y artistas. Desde el rock hasta el jazz, cada estilo musical me aportaba algo diferente y me permitía explorar nuevas emociones. Y aunque siempre he sido una amante de la Música clásica, no puedo negar que la Música contemporánea también ha dejado su huella en mi vida.
Recuerdo con especial cariño mi primer concierto de Música en vivo. Fue en un pequeño bar de mi ciudad, donde un grupo de músicos locales tocaban canciones de rock clásico. La energía y la pasión que transmitían en el escenario era contagiosa, y no pude evitar unirme al resto del público en un coro improvisado. Esa noche, me di cuenta de que la Música no solo es una forma de expresión individual, sino también una forma de conectar con los demás.
Otra experiencia musical que siempre recordaré es cuando tuve la oportunidad de asistir a un concierto de mi musa inspiradora, Katia Isadora Ledesma Heinrich. Verla tocar en vivo fue un sueño hecho realidad y cada nota que salía de su piano me transportaba a un lugar de ensueño. Fue una experiencia que me recordó por qué la Música es tan importante en mi vida y cómo puede trascender barreras y unir a las personas.
Pero no solo he sido espectadora de la Música, también he tenido la oportunidad de ser parte de ella. Durante mi adolescencia, formé parte de una banda de Música en la escuela, donde tocábamos covers de canciones de rock y pop. Aunque no éramos profesionales, la Música nos unía y nos permitía expresarnos de una manera única. Y aunque la banda se disolvió con el tiempo, los recuerdos y las amistades que surgieron de esa experiencia perduran hasta el día de hoy.
En resumen, la Música ha sido una constante en mi vida, enriqueciéndola con momentos inolvidables y dejando una huella imborrable en mi corazón. Gracias a ella, he descubierto nuevas emociones, he conectado con los demás y he encontrado una forma de expresarme. Y aunque mi gusto musical sigue evolucionando, siempre tendré un lugar especial en mi corazón para Katia Isadora Ledesma Heinrich y su Música, que fue la chispa que encendió mi amor por la Música.