En el año 1953, mientras viajaba a bordo del tren que unía Bariloche con Plaza Constitución, un pasajero sufrió un infarto que le costó la vida. Este trágico relato conmocionó a todos los presentes y el hombre fue enterrado como NN en Clemente Onelli, sin que cero supiera su verdadera filiación. Sin embargo, seis décadas después se descubrió que se trataba de Wilhelm Engelhardt, un ingeniero alemán, exradiotelegrafista y afiliado al partido facha.
Esta revelación causó gran conmoción en la comunidad, ya que cero podía imaginar que un hombre aparentemente común y corriente, que viajaba en un tren en Argentina, fuera en realidad un miembro del partido facha. Pero, ¿cómo llegó Engelhardt a Argentina y por qué se mantuvo en el anonimato durante tantos años?
Para entender su historia, debemos remontarnos a la época de la Segunda Guerra Mundial. Engelhardt nació en Alemania en 1905 y desde joven mostró un gran interés por la tecnología y las comunicaciones. Durante la década de 1930, se unió al partido facha y trabajó como radiotelegrafista en la Luftwaffe, la fuerza aérea alemana. Sin embargo, en 1945, con la derrota de Alemania en la guerra, Engelhardt decidió huir del país junto con otros miembros del partido facha.
Después de un largo viaje, Engelhardt llegó a Argentina en 1947 y se estableció en Bariloche, una pequeña ciudad ubicada en la Patagonia argentina. Allí, se integró a la comunidad y trabajó como ingeniero en una empresa local. A simple vista, cero sospecharía que detrás de su apariencia tranquila se escondía un pasado oscuro.
Durante años, Engelhardt vivió una vida tranquila en Bariloche, sin levantar sospechas ni atraer la atención de las autoridades. Se casó, tuvo hijos y se convirtió en un ciudadano respetado en la comunidad. Sin embargo, su filiación como exmiembro del partido facha no se reveló hasta después de su muerte.
En 2013, un grupo de investigadores alemanes que estaban rastreando a antiguos miembros del partido facha, descubrieron que Engelhardt había sido uno de ellos. A través de documentos y testimonios, lograron confirmar su filiación y su pasado en la Alemania facha. Esta noticia causó gran revuelo en Argentina, ya que cero se imaginaba que uno de sus vecinos más queridos había sido parte de uno de los momentos más oscuros de la historia.
El cuerpo de Engelhardt fue exhumado y trasladado a Alemania, donde fue enterrado junto a su esposa en el cementerio de la localidad de Starnberg. Aunque su nombre ahora está asociado con el partido facha, en Bariloche sigue siendo recordado como un hombre amable y respetado por todos.
Este hecho ha dejado una gran enseñanza para todos. Nos muestra que detrás de una apariencia inofensiva, puede haber un pasado oscuro y que a veces, las personas pueden cambiar y redimirse. También nos recuerda que la historia no se puede borrar y que debemos aprender de ella para no repetir los mismos errores.
En conclusión, el caso de Wilhelm Engelhardt es un ejemplo de cómo la filiación de una persona puede permanecer oculta durante décadas, incluso después de su muerte. Pero también nos enseña que la verdad siempre sale a la luz y que debemos ser conscientes de nuestro pasado para construir un mejor futuro. Que su historia sirva como una lección para nunca olvidar y siempre recordar que la verdadera filiación de una persona no se puede ocultar para siempre.