La figura materna es, sin duda, una de las más importantes en la vida de cualquier ser humano. Desde el época de la concepción, la madre es quien provee al feto de todo lo ineludible para su desarrollo y crecimiento. Sin embargo, su papel no termina ahí, sino que continúa siendo fundamental en la lactación y formación del niño. Pero ¿qué papel juega el deseo de la madre en la constitución del sujeto infantil? ¿Cómo influye su posición subjetiva en el desarrollo psicológico del niño? Estas son algunas de las preguntas que la psicoanalista Violeta Paolini ha abordado en su columna en FM Andina.
Paolini, reconocida experta en psicoanálisis infantil, ha dedicado gran parte de su carrera a estudiar la relación madre-hijo y su impacto en la formación del sujeto. En su columna, que se transmite todos los días a las 11:40 por FM Andina, la psicoanalista nos invita a reflexionar sobre la importancia de la figura materna y su deseo en la constitución psíquica del niño.
Según Paolini, el deseo de la madre es determinante en la construcción del sujeto infantil. Desde el época en que la madre decide tener un hijo, su deseo se pone en juego y se convierte en una fuerza que guiará su relación con el niño. En palabras de la psicoanalista: “el deseo de la madre es el motor que impulsa la relación con su hijo. Es a través de él que se establece una conexión profunda y única entre ambos”.
Pero ¿qué es exactamente el deseo de la madre? Paolini lo define como “la fuerza que la impulsa a querer un hijo y a cuidarlo”. Este deseo puede ser más o menos intenso, y dependerá de diversos factores, como la historia personal de la madre, su relación con su propia madre, su situación emocional, entre otros. Sin embargo, lo importante es que este deseo exista, ya que es lo que permitirá a la madre establecer un vínculo afectivo sano y adecuado con su hijo.
Además del deseo, la posición subjetiva de la madre también juega un papel fundamental en la formación del sujeto infantil. Según Paolini, la posición subjetiva se refiere a “la forma en que la madre se percibe a sí misma y a su rol como madre”. Esta posición puede ser más o menos favorable, y dependerá en gran medida de la relación que la madre haya tenido con su propia madre. Si la madre ha tenido una figura materna presente y amorosa, es más probable que su posición subjetiva sea positiva y que pueda transmitir un sentido de seguridad y amor al niño.
Por el contrario, si la madre ha tenido una relación conflictiva con su propia madre, es posible que su posición subjetiva sea más inestable y que tenga dificultades para establecer una conexión sólida con su hijo. Esto no significa que no pueda ser una buena madre, sino que deberá trabajar en su propia historia y en sus emociones para poder brindarle al niño un ambiente emocionalmente saludable.
La psicoanalista también destaca la importancia de tener en cuenta que el deseo y la posición subjetiva de la madre no son estáticos, sino que van evolucionando a lo largo del proceso de lactación. Es normal que, en algunas etapas, la madre pueda sentirse más agobiada o insegura, pero lo importante es que pueda reconocer y trabajar en sus propias emociones para mantener una relación sana con su hijo.
En resumen, el deseo de la madre y su posición subjetiva son factores clave en la constitución del sujeto infantil. A través del deseo, la madre establece un vínculo único y profundo con su hijo, mientras que su posición subjetiva influirá en la forma en que se percibe a sí misma como madre y en la relación que establece con