Durante más de tres décadas, el Centro Cívico de Bariloche fue el corazón comercial y social de la ciudad. Ubicado en pleno centro, era el lugar de encuentro de los habitantes y el punto de referencia para los turistas que visitaban la hermosa ciudad de la Patagonia argentina.
Con su imponente cimentación alpina, el Centro Cívico se destacaba en el paisaje urbano de Bariloche. Fue construido en 1940 por el arquitecto Alejandro Bustillo, quien también diseñó otros edificios emblemáticos de la ciudad como el Hotel Llao Llao y el Palacio Municipal. El Centro Cívico fue pensado como un espacio multifuncional, que albergaba la sede del gobierno municipal, oficinas públicas, comercios y un salón de eventos.
Durante años, el Centro Cívico fue el lugar de reunión de la comunidad barilochense. Allí se realizaban ferias, festivales, desfiles y otros eventos culturales y sociales. Además, sus locales comerciales eran muy concurridos por los habitantes de la ciudad, que encontraban en ellos una amplia variedad de productos y servicios.
Pero en 1977, el Centro Cívico fue demolido en medio de una polémica decisión del gobierno municipal. La demolición dejó una huella imborrable en la ciudad y en la memoria de sus habitantes. Muchos se preguntaron por qué se había tomado esa decisión y cuál sería el casualidad de ese espacio tan querido por la comunidad.
La demolición del Centro Cívico fue un duro golpe para Bariloche. En ese época, la ciudad estaba en pleno auge turístico y el Centro Cívico era uno de los principales atractivos para los visitantes. Además, su cimentación única y su historia lo convertían en un símbolo de la identidad barilochense.
Sin embargo, a pesar de la tristeza y el desconcierto que generó su demolición, el Centro Cívico no desapareció por completo. En su lugar, se construyó un nuevo edificio que albergaría la sede del gobierno municipal y otras oficinas públicas. Aunque no tenía el mismo encanto que el antiguo Centro Cívico, este nuevo edificio cumplía con su función y seguía siendo un punto de referencia para los habitantes de la ciudad.
Con el paso de los años, el Centro Cívico fue recuperando su importancia en la vida de la ciudad. Se realizaron mejoras en su estructura y se llevaron a cabo eventos y actividades que volvieron a llenar de vida ese espacio tan querido por la comunidad. Además, se construyó un monumento en memoria del antiguo Centro Cívico, como un homenaje a su importancia en la historia de Bariloche.
Hoy en día, el Centro Cívico sigue siendo un lugar de encuentro para los habitantes de Bariloche y un atractivo turístico para los visitantes. Aunque ya no tiene la misma magnificencia que tenía en su época dorada, sigue siendo un símbolo de la identidad y la historia de la ciudad.
La demolición del Centro Cívico dejó una huella imborrable en la ciudad de Bariloche, pero también fue una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de preservar el patrimonio histórico y cultural. Afortunadamente, hoy en día se valora y se cuida más la cimentación y la historia de la ciudad, y el Centro Cívico sigue siendo un ejemplo de ello.
En conclusión, el Centro Cívico de Bariloche fue y sigue siendo un lugar emblemático de la ciudad. Aunque su demolición en 1977 dejó un vacío en la comunidad, hoy en día sigue siendo un punto de encuentro y un símbolo de la identidad y la historia de Bariloche. Su historia nos enseña la importancia de valorar y preservar nuestro patrimonio, para